De aquellos polvos, estos lodos. 8 años de la venta del club a Lim

Las promesas del proceso de venta no se han cumplido a nivel deportivo, económico ni social

Amadeo Salvo con Lim a su llegada al club en 2014

Amadeo Salvo con Lim a su llegada al club en 2014 / MIGUEL ANGEL MONTESINOS

Si hoy se está hablando de todo lo que se está hablando alrededor del Valencia CF, la ATE, el estadio y las negociaciones con los políticos es por una decisión que se tomó hace ocho años. Y es que hoy es el aniversario de la venta del club a Peter Lim después de un opaco proceso de venta que culminó con una transacción con pocos compromisos y obligaciones. 

Acuciado por la necesidad de librar a la Generalitat del aval de 4,8 millones en una etapa de convulsión política importante, se optó por orquestar las vías necesarias para vender el club a un inversor. Los entonces máximos representantes del Valencia CF y de su Fundación, Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, respaldaron al cien por cien la opción Lim para recalar en Mestalla, exponiendo ante la opinión pública un proyecto que pasaba por jugar Champions de forma habitual, eliminar la deuda de forma paulatina y tener el estadio para el Centenario. Nada de esto se ha complicado casi una década después. 

De aquellos polvos, estos lodos. En el contrato de compraventa que se firmó una vez finalizado el proceso se pudo ver que de las condiciones aireadas por Salvo y Aurelio a las reales había una gran diferencia. No recogía la inmensa mayoría de los 20 puntos que la Fundación se puso como obligatorios para vender el club y, sobre todo, no se obligó por escrito y con garantías suficientes a finalizar el estadio, ya que solamente hay un párrafo que dice “to procure”, es decir, “procurar” acabar el campo antes del Centenario, nada que ate jurídicamente al máximo accionista a hacerlo. 

Y es que como bien señala El Diario, en la primera oferta de Lim se recogían cifras como 105 millones para rebajar la deuda, 100 de inversión mínima y 150 para comprar la parcela del actual Mestalla en caso de no encontrar comprador en dos años. El suelo del actual estadio del club, no obstante, sigue siendo propiedad de la entidad y la única financiación económica que han puesto encima de la mesa de la Generalitat es, tal y como expone el informe del IVF, el dinero del fondo CVC (80 millones). 

Devaluación deportiva

De las promesas de jugar regularmente la Champions League no queda nada. El club ha jugado tres años la máxima competición continental en toda la era Meriton y después de no conseguirlo esta temporada, encadena tres cursos consecutivos sin jugar en Europa, algo que no le sucedía desde el descenso a Segunda División en los años 80. Esto está generando una gran pérdida de ingresos para la entidad, reduciendo drásticamente la cuantía de la partida de ‘Competiciones’ en las cuentas anuales y dejando los derechos de televisión como la fuente principal de subsistencia, una partida que también cotiza a la baja en el caso valencianista por sus resultados deportivos. 

También la frase de: “No tendremos que vender a nuestros mejores jugadores” y que estos saldrían por su cláusula de rescisión queda ahora en papel mojado, con el club vendiendo a sus estrellas de igual forma. En el caso de Ferran Torres, por ejemplo, por una cuantía muy inferior a su cláusula. 

Crisis económica

Durante el proceso de venta también se habló de tener un club “saneado” o que en el quinto año tendría una deuda de solamente 28 millones de euros. Muy alejado de la realidad del club con Lim al frente, que en las últimas cuentas anuales arrojaron una situación de causa de disolución que tuvo que ser corregida con la capitalización de un préstamo y con unas pérdidas de 36 millones incluso con unas ventas de jugadores presupuestadas por valor de 37 millones de euros antes del 30 de junio. 

Descrédito social

Toda la ilusión que generó la llegada del magnate de Singapur ha quedado completamente evaporada. De recibirle con honores a las puertas de Mestalla y con tifos en las gradas a repetir cada minuto 19 de todos los partidos: “Peter vete ya” y haber tenido ya dos manifestaciones multitudinarias en su contra, además de haber conseguido vertebrar a una oposición organizada en diferentes grupos capaces de unirse en la elaboración de protestas como la que se espera el próximo sábado en el partido contra el Celta de Vigo, quedándose en los aledaños del estadio en lugar de entrar al mismo.